Hoy comprendí que por mucho que duela un adiós y que por muchos que sean los obstáculos en la vida, hay que seguir adelante sin importar lo que suceda, y comprendí también que la única persona encargada de mi propia felicidad soy yo misma y que debo luchar, que nada es eterno y hay que disfrutar el momento.
Acepté que el amor tiene un final y depende de mí que este no me arrastre a mi propio final, entendí que mi vida y mi amor propio es más grande que cualquier otra persona en este mundo y decidí empezar a valorarme a mí misma antes de desear que alguien más me ame, pero sobre todas las cosas comprendí que sólo yo puedo ayudarme a salir de mi malos momentos y que siempre habrá alguien dispuesto a ayudar aunque sólo sea escuchando, así que vive, equivócate y disfruta el camino, pero siempre, siempre comprende que sólo tú eres quien corregirá esas equivocaciones y que está en ti seguir adelante, aprendiendo, sufriendo, disfrutando, amando pero sobre todo comprendiendo.
Esta es una reflexión para todas aquellas personas que sienten que han llegado al límite de sus vidas y que ya no encuentran la salida, y que creen que perder la vida arreglaría su sufrimiento, la vida es lo más valioso que tienes, no permitas que nada ni nadie te la arrebate, es sólo tuya, disfrútala.
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